Luego de 36 años, la selección peruana de fútbol volverá a jugar un mundial de fútbol, y en Lambayeque se vivió la emoción al escuchar el pitazo final del partido y que permitía a Perú poder estar presente en la fiesta mundialista del próximo año.
La población de Lambayeque tomó la Plaza de Armas para poder vivir juntos el partido de fútbol más importante de la selección peruana en más de 35 años (técnicamente hablando), en una pantalla gigante.
Desde la previa del encuentro, los jóvenes se confundían entre aquellos que aún tenían el recuerdo de la participación de Perú en el mundial de fútbol España 82’, y entonaban cánticos y al son de las tarolas, el bombo y las bocinas.
El partido inició y los hinchas cantaron el himno nacional envueltos en un solo sentimiento, el mismo que los hizo gritar en los primeros dos minutos del primer tiempo cuando Luis Advíncula hacía remecer el travesaño de la selección de Nueva Zelanda.
Pasados los 20 minutos de iniciado el partido, el silencio reinaba en la plaza de armas; la ansiedad se hacía presente y los hinchas lamentaban cada llegada sin frutos de la selección; pero toda esa frustración y la angustia quedaron de lado y cambiaron por un grito de gol a los 27 minutos cuando Jefferson Farfán puso el primero y abría el camino a la clasificación.
Los hinchas con la esperanza intacta y sus ganas de ver a esta nueva selección en un mundial no dejaban de alentar. Iniciado el segundo tiempo, los ánimos no bajaban, pero la preocupación se aprobada de algunos que temían que los kiwis pudieran anotar el descuento.
El júbilo y la celebración se apoderaron de los asistentes a la Plaza de Armas de Lambayeque cuando los 65 minutos, Christian Ramos puso el segundo gol de la selección peruana y prácticamente aseguraba nuestro boleto al mundial de Rusia 2018.
Tras el pitazo final, los pobladores se confundieron en abrazos, llanto, gritos y sonrisas; nunca antes se había visto algo tan conmovedor y emotivo en la vida contemporánea de esta Plaza de Armas. Creo que no se vivía algo así desde el que se dio el primer grito libertario aquel 27 de diciembre de 1820.
Una caravana de autos, motos, mototaxis y decenas de jóvenes corriendo tomaron las calles haciendo un ruido ensordecedor para anunciar a todos que la selección regresaba a disputar una copa del mundo; y que una nueva era de jugadores de fútbol hacían historia. Ahora, todos empezaremos a hablar de los once de Ricardo Gareca.
Fuente: DIario La República