En Lima somos más “vineros” de lo que parece. Cada semana aterrizan nuevas bodegas de todo el mundo para colocar sus vinos en nuestros restaurantes y acompañar nuestra gastronomía. En el Perú, tenemos una resaltante variedad de estilos, orígenes y calidad de vinos. Y aunque la etiqueta aún manda en muchos casos, eso que conocemos, también crece el nivel de la educación y la sensibilidad en el consumidor. La Premium Tasting es ejemplo de eso. Una experiencia sensorial a profundidad. A ciegas. Para todos. Con el enólogo al frente.
EL EVENTO. Fueron casi tres horas durante las cuales catamos 36 vinos de tres países diferentes (Chile, Argentina y Uruguay), varias zonas, tipos de suelo, estilos y precios. Vinos calificados con más de 93 puntos por los críticos más reconocidos a nivel mundial, como Parker, Decanter o Suckling.Unas trescientas personas en sus mejores galas llenaban la sala del Westin. El silencio era el mejor compañero para catar a ciegas y al momento en que cada enólogo o representante de la bodega daba su apreciación sobre el vino que teníamos en la copa.Patricio Tapia, director de la reconocida guía Descorchados, y Marina Beltrame, directora de la Escuela Argentina de Sommeliers, dirigieron esta primera edición de un evento que ha roto esquemas desde sus inicios; ya que cierra el círculo del consumidor al productor, pasando por los especialistas. Es unir en una misma sala, en una misma cata, al público, a los sommeliers, a los periodistas y a los hacedores del vino para comentar, discutir y argumentar.
LA VARIEDAD. Muchos de los vinos presentados eran clásicos. Bodegas conocidas en la región y en el mercado peruano como Navarro Correas, Las Moras, Rutini, Nieto Senetiner o Altos Las Hormigas. Muchas de ellas apuntando a un estilo de vino más fresco, más amable, más atrevido y auténtico. Algunas que aún no llegan al mercado como Bouza de Uruguay o Viñedos de Alcohuaz en el chileno Valle del Elqui; y varias que hablan de proyectos personales muy pequeños y atrevidos como Escala Humana Wines o Eggo de Zorzal en Mendoza. Hijos de enólogos atrevidos, disruptivos y soñadores. La dinámica es emocionante y participativa. Los 36 vinos se dividen en varias series entre tintos y una de blancos. Los alumnos del IDVIP (Instituto del Vino y el Pisco) realizaron el servicio de manera impecable y comenzábamos a catar apenas teníamos los vinos en las copas, con los cinco sentidos. Pocos minutos para reflexionar y luego escuchar la opinión del experto. Algunos periodistas y sommeliers fuimos invitados a comentar los vinos. Muchos coincidimos en el foco hacia estilos más frescos, más bebibles y gastronómicos. Cuando me tocó exponer sobre los vinos blancos, resalté la ventaja que tienen para la comida peruana. Su frescura y su acidez se adapta muy bien a esos sabores intensos, a veces ricos en limón, donde el toque de ají no falta.
LO QUE SE VIENE. La Premium vuelve en 2018, pero esta primera edición nos deja varias reflexiones sobre el vino, como la importancia de catar al detalle, a conciencia y a ciegas. ¿Qué estilo apreciamos más? ¿Es un vino que podrían disfrutar solo y con comida? Una de las más importantes es que hay tanto o más vino como días y platos en el calendario; y siempre encontrarán alguno que acompañe su comida. Es cuestión de un poco de paciencia, paladar y ganas. Nos vemos en la próxima y ojalá con vino peruano dentro de la cata. ¡Salud!
Fuente: Diario Correo