El temor nuclear ha vuelto. Las crecientes tensiones entre Estados Unidos y Corea del Norte reavivan desde hace meses la amenaza de la bomba atómica que sacudió al mundo durante la Guerra Fría.
Desde entonces, Donald Trump es uno de los primeros inquilinos de la Casa Blanca que deja entrever la posibilidad de un ataque nuclear contra otro país.
Las pruebas atómicas de Pyongyang y sus frecuentes lanzamientos de misiles han aumentado también el recelo mundial por un potencial regreso de las pesadillas de Hiroshima y Nagasaki.
Pero, en el caso eventual de que Trump decidiera iniciar un ataque, ¿cuál sería el protocolo que debería seguir?
Y a todas estas, ¿hay alguien que pueda oponerse a una orden del Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos?
Una reciente declaración de un alto mando militar sugirió la respuesta.
►El protocolo
Si el presidente de Estados Unidos decidiera finalmente aprobar el uso de algún tipo de armamento nuclear lo primero que tendría que hacer es discutir una variedad de opciones de tipos de armamentos y formas de ataque con sus asesores.
Luego emitiría una orden para altos oficiales en el Pentágono.
Pero para que el mandatario autorice un eventual ataque nuclear, necesita también usar "los códigos de oro".
Estos son unos números secretos que están en un dispositivo similar a un token de autenticación de un banco, que se va actualizando permanentemente.
Además, algunos de los números deben ser memorizados y otros van en una tarjeta a la que se le llama "galleta".
Los protocolos para lanzar un ataque nuclear se encuentran un maletín negro, reforzado con metal, que acompaña a todas partes al presidente de Estados Unidos.
El objetivo es que pueda tenerlos a mano si está lejos de la Casa Blanca, en caso de que necesitara lanzar una ofensiva.
De hecho, se dice que la maleta nunca está a más de tres metros del presidente.
"El presidente siempre está acompañado de un militar que lleva un maletín conocido como la 'pelota nuclear'. Allí está el equipo que necesita para comunicarse con los asesores de mayor rango", explica a la BBC Bruce Blair, un miembro del equipo de lanzamiento nuclear de Estados Unidos, ya retirado.
"En el maletín también hay un plan de guerra gráfico, en una sola hoja se especifican los objetivos, el número de muertos y las armas a disposición. Así es fácil entender la dimensión de la situación en pocos segundos", añade Blair.
Dentro del maletín no solo están los códigos para lanzar un ataque de destrucción masiva, también hay dos libros.
Uno contiene una detallada explicación de los tipos de ataque nuclear que se pueden realizar y otro una lista de "sitios seguros" para que el presidente estadounidense y su familia puedan refugiarse.
Muchas de las veces en las que fue visto el maletín, se advirtió una antena saliendo de él.
De acuerdo con la revista Business Insider, la "caja negra", que pesa alrededor de 20 kilos, tiene un sistema de telecomunicación para establecer una línea directa con el Pentágono.
►Las llaves de las armas nucleares
El uso de los códigos sirve para confirmar la identidad del mandatario, que es el único autorizado para ordenar un ataque de este tipo.
Una vez que se ha confirmado que la orden viene del presidente, el personal a cargo del control de las armas saca de una caja de seguridad la clave que permite desbloquear los dispositivos nucleares.
"Son dos personas quienes tienen la responsabilidad de activar el lanzamiento, lo único que cada uno tiene que hacer es darle vuelta a una llave. Este procedimiento no toma más de un minuto", indica Blair, quien trabajaba en un búnker bajo una montaña en Nevada, un estado en el oeste de de Estados Unidos.
La acción de darle la vuelta a la llave para lanzar un misil nuclear depende de cada individuo, pero quienes están a cargo de esta tarea están entrenados para obedecer al presidente.
Entonces, ¿hay alguien, en cualquiera de esas etapas, a quien se le permita decir "no" a la orden del Ejecutivo?
►Cadena de mando
Una sesión informativa del Servicio de Investigación del Congreso aclara la situación legal.
"El presidente de los Estados Unidos tiene la autoridad exclusiva de autorizar el uso de armas nucleares estadounidenses".
Por lo general, a nadie se le permite sobrepasar la decisión del mandatario: es parte de su papel como Comandante en Jefe.
En teoría, el vicepresidente podría derogar la orden, si la mayoría del gabinete acuerda que el Jefe de Estado no está en condiciones de servir.
En la práctica, en términos de tiempo, sería difícil que una situación así se pudiera.
Pero Peter Feaver, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, asegura que no es cierto que el presidente Trump puede lanzar un ataque nuclear tan fácilmente como publica un tuit.
"El presidente da una orden que se transmite por una cadena de mando. Alguien más abajo en esa cadena de mando gira la tecla o presiona el botón", explica.
Feaver comenta que si el presidente acudiera a las fuerzas armadas para ordenar un ataque, esto provocaría un "proceso de consulta": los generales querrían saber lo que el presidente intentaba lograr, por qué quiere usar armas nucleares y demás.
Trump, no obstante, tendría la autoridad legal para ordenar el ataque de todos modos, en contra de cualquier consejo que reciba.
Pero todavía tendría que persuadir a los militares para llevar a cabo esa orden.
De hecho, este mes el general John Hyten, que dirige el Comando Estratégico de Estados Unidos, aseguró que desobedecería una eventual orden del mandatario si considera que esta es ilegal.
"Si ejecutas una orden ilegal, irás a la cárcel. Podrías ir a la cárcel por el resto de tu vida", afirmó.
Pero ¿qué haría que una orden nuclear fuera ilegal?
►Límites
Algunos expertos argumentan que todos los usos de armas nucleares son ilegales.
Pero incluso si una afirmación tan categórica se pusiera en duda, se podría alegar que puede haber ciertas circunstancias en las que sería ilegal disparar armas nucleares.
Anthony Colangelo, profesor de derecho en la Southern Methodist University en Dallas, argumenta que ciertos tipos de ataques nucleares podrían violar el derecho internacional humanitario.
El derecho internacional humanitario rige la forma en que los países deben comportarse cuando están en guerra.
Proviene de los tratados firmados por Estados Unidos, como los Convenios de Ginebra, pero también de la jurisprudencia y las leyes nacionales.
Muchos de ellos establece, por ejemplo, que el uso de armas atómicas nunca debería emplearse cuando existe la posibilidad de utilizar armamento tradicional.
Justificarlo, entonces, podría ser complicado.
El mecanismo es, en realidad, mucho más complicado que de lo que parece.
Por ahora, solo se ha quedado en extraña amenaza de Trump y puede que siga así hasta el fin de su mandato.
Fuente: Diario El Comercio