Fiesta nacional por clasificación de Perú a Rusia 2018

Jefferson Farfán y Christian Ramos le pusieron fin a 36 años de ausencia mundialista tras imponer sus goles contra Nueva Zelanda


Abracémonos, encendamos la parrilla, coloquemos la carne, brindemos con pisco peruano, consultemos nuestros ahorros, porque vamos a seguir a la Blanquirroja. En una noche inolvidable, Perú asumió su responsabilidad de favorito y derrotó 2-0 a Nueva Zelanda, e irá al Mundial Rusia 2018 luego de 36 años de fracasos.

El inicio de las hostilidades mostró a la bicolor con los colmillos afilados y dispuesto a devorar a su rival, que salió con una disposición extremadamente defensiva, esperando el contragolpe. Tanto Miguel Trauco (izquierda) como Luis Advíncula (derecha), en los primeros minutos del juego, fueron unos “mirages” y sus constantes arremetidas generaron estragos en la defensa neozelandesa.

El lateral del Lobos BUAP (México) tuvo la primera ocasión del encuentro al intentar de larga distancia, pero su remate estremeció el travesaño del arco custodiado por Stefan Marinovic y de los millones de corazones peruanos. “Bolt” siguió con su ritmo trepidante y, a base de velocidad, eludió a Deklan Wynne, sacó un centro rasante que encontró las manos de Marinovic, quien se erigía como figura en la selección visitante.

Por la zona izquierda, Trauco también fue una alternativa en ataque e intentó un disparo cerca del área, pero el guardameta la mandó al saque de esquina.

Hasta ese instante, la selección nacional generó situaciones basándose en las jugadas de sus elementos y tuvo variantes en ataque. El ansiado premio llegaría antes de la media hora del compromiso.

Christian Cueva, quien hasta ese momento se mostró errático en jugadas de ataque, desequilibró por izquierda y dio un pase preciso en el corazón del área para Jefferson Farfán. La “Foquita”, con todo el espacio, disparó y perforó las redes del arco rival (27’). Una explosión de júbilo en coloso de José Díaz y a nivel nacional.

Como si fuera algo clásico en nosotros, los triunfos se disfrutan si tienen su dosis de sufrimiento. La anotación de Farfán obligó a Nueva Zelanda a cambiar su modo de juego, adelantaron sus líneas y con balones aéreos trataron de inquietar a Gallese. El arquero nacional lució seguro y los “tigres” de Ricardo Gareca se iban al descanso con la ventaja.

Un ramo de ilusión. El técnico visitante, Anthony Hudson, hizo ingresar a Chris Wood por Tuiloma. La idea era clara: defender ya no bastaba y era necesario atacar para alcanzar ese gol que los pondría en el Mundial Rusia 2018.

El segundo tiempo era un calco de lo sucedido en Wellington, el “equipo de todos” lució impreciso y perdió marca en el mediocampo. Nueva Zelanda comenzó a lanzar balones aéreos al área bicolor y generó mucha zozobra.

A base de amor propio, la bicolor intentó recuperar el terreno perdido, Alberto Rodríguez no pudo conectar un centro venenoso de Trauco y el arquero ‘Kiwi’ la mandó al tiro de esquina.

En la jugada siguiente, Christian Ramos estuvo atento a la vacilación defensiva y, con un remate de izquierda, vulneró el arco de Marinovic para el 2-0 (13’), cuando las dudas invadían al equipo.

La anotación de la “Sombra” provocó el frenesí a nivel nacional. A partir de ese instante, cada minuto del partido fue eterno y se esperaba con ansias el pitazo final del árbitro Turpín para iniciar los festejos y vuelta a la Copa del Mundo.

A fin de asegurar la ventaja y presencia en el medio sector, Yoshimar Yotún ingresó por Ruidíaz. Ese movimiento le dio posesión de esférico. La Blanquirroja pudo marcar un gol más, pero en los últimos metros encontró a Marinovic.

Nueva Zelanda intentó el descuento, pero en encontró a la bicolor, salvo un contragolpe armado de Marco Rojas, quien cedió a Wood y encontró atentó a Pedro Gallese.

Sería mentiroso si niego que unas lágrimas brotan de mis ojos mientras escribo esta crónica. Mi generación vivió con profunda tristeza aquella amarga eliminación para el Mundial de Francia 1998 (nos quedamos por un gol), mi generación fue testigo de procesos sin éxito alguno, siendo vapuleados con marcadores de escándalo.

Disfrutamos de episodios azarosos del fútbol peruano, como la campaña de Sporting Cristal en la Libertadores de 1997 o los títulos de Cienciano en la Copa Sudamericana frente a River Plate (2003) y la Recopa contra Boca Juniors (2004). Como también las participaciones en las Copas Américas de 2011 y 2015 (quedamos tercero). Solo eso.

Hoy festejamos lo obtenido, ya que debe ser el inicio de un futuro esperanzador. Un logro que permita la verdadera revolución del fútbol peruano en todos sus estamentos. Que logros como este no deban esperar mucho tiempo.

A lo largo y ancho del territorio, el país festeja porque ¡Perú va al Mundial! Qué hermosa frase. 

Fuente Diario Correo