Aunque contemos con algunas pruebas de que un consumo muy moderado de alcohol pueda incluso ser beneficioso para la salud, de lo que sí podemos estar seguros es que su consumo excesivo causa serios problemas. Ahora, investigadores australianos han encontrado una estrategia que puede ayudar a reducir el consumo a quien así lo quiera.
Combinar estrategias. En realidad se trata de una combinación de estrategias: una basada en el por qué dejar de beber y otra basada en cómo hacerlo. Concretamente, combinaron el uso de una campaña informativa en la que se explicaba la vinculación entre consumo de alcohol y cáncer; con el conteo de bebidas, es decir, la táctica de llevar la cuenta de las bebidas consumidas para así lograr un consumo más consciente.
Por qué reducir el consumo de alcohol. El consumo excesivo de alcohol se ha relacionado con una multitud de problemas de salud, algunos de ellos graves, desde problemas digestivos a enfermedades cardiacas, pero también se ha vinculado a un mayor riesgo de padecer cáncer.
Aunque el principal perjudicado del consumo de alcohol sea el hígado, sabemos hoy por hoy que un exceso de esta sustancia puede llegar a afectar a nuestro ADN. Las alteraciones en el ADN podrían estar (al menos en parte) detrás de la relación entre consumo de alcohol y un mayor riesgo de padecer cáncer.
Contar bebidas. Dejar el alcohol o reducir su consumo no es tarea fácil. Existen numerosas estrategias de mayor o menor utilidad dependiendo de las circunstancias propias de la persona que las desee implementar. Algunas de ellas se encuadran en la categoría de las denominadas estrategias conductuales protectivas (PBS).
Un estudio reciente, publicado en la revista Addictive Behaviors, ha analizado la efectividad de algunas de estas estrategias, puestas en práctica en solitario y en conjunto con una campaña informativa dedicada a alertar sobre la influencia del alcohol en el desarrollo del cáncer.
El estudio. Los investigadores realizaron varios cuestionarios sucesivos a un grupo de participantes, todos ellos australianos y, según los propios autores del estudio, representantes de la población bebedora australiana, país donde se realizó el estudio.
Los participantes fueron divididos en ocho grupos, a cada cual, salvo al grupo de control, le era asignada una estrategia para la reducción del consumo de alcohol. La primera estrategia consistía en material audiovisual informativo en el que se hablaba del efecto cancerígeno del alcohol. Las tres estrategias se basaban en estrategias conductuales como el establecer de antemano un límite de bebidas o llevar una cuenta las bebidas consumidas. Los últimos tres grupos combinaron estrategias conductuales con el material audiovisual.
2.687 participantes (de los casi 8.000 iniciales) completaron el último de los tres cuestionarios del estudio. Los investigadores observaron que la combinación entre contar bebidas y los anuncios sobre el efecto cancerígeno del alcohol era la única que llevaba a una reducción significativa del consumo de alcohol.
Otras estrategias. Los anuncios por sí mismos y otras estrategias como la de fijar de antemano un número de bebidas a consumir también parecieron ayudar en cierta medida, aunque los resultados no permitieron asegurar un efecto significativo de estas estrategias.
No basta con pedir a la gente que deje de beber. El alcohol está muy arraigado en las sociedades occidentales, decir a la gente que no beba no sirve de nada. La estrategia propuesta por el equipo australiano se basa en informar y dotar de herramientas a las personas para que lleven a cabo la reducción en el consumo de alcohol que desean.
En palabras de Simone Pettigrew, quien encabeza la publicación en la que se da cuenta del estudio, “es información importante a la que los bebedores deberían tener acceso. Pero decirle a la gente que el alcohol causa cáncer es sólo parte de la solución, también necesitamos darles maneras de actuar para así reducir su riesgo”.
Más alcohol que Australia, menos mortalidad. España es el noveno país del mundo con mayor consumo de alcohol (las Seychelles y Uganda encabezan este ranking en el que el resto de países que cierran el grupo de los 10 países que más beben son europeos: Chequia, Lituania, Luxemburgo y Alemania entre otros. Se consumen una media de 12,72 litros de alcohol puro al año por cada habitante, algo más del doble de la media global y el equivalente a más de dos botellas de vino semanales.
Por ahora no sabemos si esta estrategia que ha demostrado su eficacia en participantes australianos podría resultar ser también la mejor estrategia en España. Los hábitos de consumo dependen en buena medida de las singularidades culturales de cada país o región, por lo que solo podría asegurarse una respuesta realizando el experimento en nuestro entorno. Australia consume dos litros menos de alcohol por habitante y año (10,51 litros).
España y Australia sí se aproximan en un dato: el porcentaje de muertes anuales atribuibles al alcohol, que en el caso de España son el 4,3%, mientras que en Australia son algo superiores, el 4,6%.
Fuente: XATAKA