Pasamos todo el día conectados a nuestros smartphones sin reparar que hay ciertos hábitos perjudiciales en los que caemos y que podrían estar reduciendo el tiempo de vida de la batería de los equipos. Y aunque existen muchos mitos respecto a qué es bueno y qué no para los teléfonos inteligentes, aquí vamos a aclarar tres costumbres que definitivamente los dañan.
Mantener el móvil a altas temperaturas
En general, el sobrecalentamiento suele ser una mala señal para la mayoría de los dispositivos electrónicos. Pero en el caso concreto de los celulares, el incremento de la temperatura es sinónimo de un sobre esfuerzo que afecta directamente el rendimiento de la batería.
Este incremento se da mayormente como consecuencia de intentar ejecutar aplicaciones que demandan altos requisitos en equipos de bajas especificaciones.Por ejemplo, usar juegos que sobrepasan la exigencia de nuestros dispositivos provocará un mayor esfuerzo por parte de estos, desgastando la batería. Asimismo, tenerlos bajo el límite del 20% de carga también se vuelve un problema.
Y aunque no siempre podemos estar al tanto de esos detalles, en el mercado existe un sinnúmero de ‘apps’ que nos ayudan a controlar la temperatura.
Cargas innecesarias
Pese a que realizar cargas de corta duración en el celular no lo perjudica, sí que es cierto que realizar múltiples cargas prolongadas, por habernos consumido muy rápido la carga, va a afectar su “salud”.
Así que, si quiere prolongar la vida de la batería lo recomendable es evitar que tu smartphone llegue al mínimo de carga más de dos veces al día.
Encender el teléfono tras agotar su carga
Las baterías de smartphone por lo general guardan un mínimo de energía, incluso después de haber llegado al 0% de carga y apagarse. Pero si es que esa pequeña reserva también se agota el equipo ya no volverá a encender y habrá que llevarlo al servicio técnico.
Por esa razón, intentar prender el teléfono después de que se ha apagado es una costumbre muy perjudicial que consumirá esa reserva de la que hablamos.
Fuente: Diario El Comercio